La importancia de las palabras
Tanto en terapia Gestalt como en coaching ponemos atención al uso del lenguaje, sobretodo al que decimos, o nos decimos (lenguaje interno) y al como lo decimos.
En este post hablaré de la Ontología del lenguaje.
La ontología del lenguaje tiene tres aspectos básicos, que son los siguientes:
- Interpreta a los seres humanos como seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje, desde sus tres dominios primarios (dominio corporal, dominio de la emoción y dominio del lenguaje).
- Interpreta al lenguaje como generativo. El lenguaje no tan solo describe una realidad, el lenguaje crea realidades. El lenguaje es acción, a través de él hacemos que las cosas pasen (“mañana haré la compra»). Al decir lo que decimos o lo que no decimos, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros y posiblemente también para otros.
- Interpreta que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. El ser humano puede acceder al recurso de reinventarse o rediseñarse a través del lenguaje.
Desde que nacemos, e incluso antes, las palabras están en nuestras vidas. Recibimos estos mensajes desde que nuestras madres nos hablan como su futuro hij@, cuando nacemos, cuando aprendemos las primeras palabras,… Así podemos decir que el leguaje está siempre presente en nuestras vidas, nuestra forma de hablar, de pensar, … y por lo tanto nuestra forma de comunicarnos, con nosotros mismos y con el mundo.
En terapia y en coaching ponemos atención a este hecho, tomando consciencia de nuestra forma de hablar, viendo dónde lo hemos aprendido y así poder abrir nuevas alternativas a nuestra vida.
Dos de los actos lingüísticos son los juicios y las facticidades. Cuando nos referimos a los juicios, son aquellos hechos, opiniones,… que pueden ser o no ser verdad. La palabra genera realidades. Por ejemplo si decimos este perro es bonito (esto es un juicio, ya que para ti ese perro es bonito). En cambio una facticidad es una afirmación comprobable, observable y cierta; por ejemplo el perro es un mamífero.
Volviendo a los juicios, nos podemos encontrar con las declaraciones, que son la base de todo liderazgo. Un ejemplo de declaración es cuando Kennedy en 1962 dijo “quiero que el hombre llegue a la luna». Hizo una declaración, una acción de liderazgo, aunque en su momento internamente la NASA lo diera por loco. Por lo tanto, la palabra va antes que el mundo; yendo primero la palabra antes que la realidad. En PNL lo denominamos lenguaje generativo; el lenguaje no tan solo describe una realidad, el lenguaje crea realidades.
Otra de las cosas que nos condiciona más a la hora de relacionarnos y de comunicarnos son los juicios maestros. Aquellas cosas que nos decimos y tomamos como verdades absolutas. Por ejemplo cuando nos definimos con el “cómo soy”; por ejemplo: “yo soy torpe” o “yo soy distante”, “yo soy buen@”… Estos juicios los llamamos juicios maestros y pueden venir de palabras, o acciones, tanto tuyas (alguna opinión que te hayas hecho de ti mismo) como de tu madre, de tu padre,… En general juicios emitidos por ti o por otros, a los que tu antes has validado como ciertos. Quizá recuerdes a tu madre diciéndote o contándole a otra persona “este niñ@ es …”
Terapéuticamente trataremos de poner atención a estos detalles. Quizá pueden haberte pasado por alto ya que acostumbran a ser tan habituales en ti, que incluso lo hayas dado por bueno y lo hayas validado sin llegar nunca a cuestionarlo. Así que trataremos de averiguar que certezas o hechos hay, pudiendo llegar a realizar cambios y generar nuevos puntos de vista y nuevas alternativas.
Resumiendo podemos decir que hay dos tipos de juicios: los que nos posibilitan y nos abren puertas y los que nos condicionan y limitan llegando a cerrar puertas. Se trata de poder tomar consciencia y hacer un cambio en aquellos que nos las cierran y reafirmar las que nos las abren. Si te apetece te puedo acompañar en este camino de cambio y aprendizaje.
Txell Valverde
Coaching, PNL & Terapia Gestalt.
*Este post del blog ha sido posible gracias a Lidia Torres, formadora de coaching, al compartir su sabiduría y experiencia.
Samuel Johnson:
«El lenguaje es el vestido de los pensamientos.»
Rafael Echevarría:
“No sabemos cómo son las cosas. Sólo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos.”